martes, 11 de septiembre de 2007

en lo oscuro






Y dibujo esas formas a veces siniestras, esas que permanecen enterradas en lo más hondo de mi alma, con la esperanza de recuperar tu rostro. Han germinado mil estaciones. Pero jamás una primavera. Hace calor, y quiero quitarme los prejuicios que me abaten y no me dejan ser la mujer salvaje, que puja por salir al mundo.



Y sonrío cuando alguien me dice buenos días, y me guardo los secretos que son el nudo y la razón de esa vulgaridad escondida.



Y en la noche, hay un lobo aullando en mis sueños... arañando las paredes de mi cabeza, buscando explorar el mundo externo. Y lo encierro en las pesadillas, y sé que un día va a escapar...



Tengo miedo de unirme a su bestialidad, en convertirme en una vampirezo, de derramar sangre propia y ajena, recobrar venganza por aquellos corazones destrozados...

Y llegará ese día, y me temerás. Y sabrás que lo peor que pudiste hacer es herir a una mujer...






viernes, 18 de mayo de 2007

Noches de otoño




Podría estar feliz por todas las cosas que he ganado en la vida, por haberte visto sonreír una vez, por permitir que tus manos grandes y laboriosas gastaran mi piel con sus caricias...


Podría estar cantando bajo la luz del atardecer, desnuda, refugiada en mi credo, en la libertad del que nada posee...


Correr hacia un pantano y hundirme en la humedad y el silencio.


Te extraño... y siento pasar las horas como un cuenta gotas... como si un reloj de arena desmontara cada uno de sus granos, y volviera en sentido contrario el tiempo.


Y agonizo en la espera...

En el silencio que queda en la casa cuando te vas...

Y procuro disimular ante la gente y mantenerme serena.

Mientras por dentro me desgarro... y me hinco ante tu voluntad.

Nada poseo...

Todo lo mío te pertenece...
Esta noche podría estar feliz por haber sentido tu abrazo enterrado en mi alma, tu corazón palpitando al borde de mi pecho, tus labios explorando los míos...
Podría estar recontando esos recuerdos que me han hecho soñar contigo una y otra vez, y querer despertar y hallarte a mi lado, ya real y no esa figura de humo que se desvanece a la primera luz del amanecer...
Y sólo se queda pegada a mi alma aquél suspiro etéreo, en una noche cualquiera de febrero...
y mis lágrimas agotándolo todo.
Te extraño... esta noche me desahogaré y mañana me verás feliz, no sabrás lo hondo de mi dolor, de tu ausencia.
Y aquí estoy, con tu nombre, otra vez marcado en la llema de mis dedos y un crucifijo, rezándole a mi Dios.
Tantas noches de ausencia... y siempre presente.
Hoy te destierro... mientras la niebla de mayo cubre tus rastros.
Y presiento que desde las sombras te preguntas por mí, si he vuelto a ser feliz.
Esta es la última carta que te dedico, porque ni mereces mis letras ni yo tu compasión. Hoy me erijo valiente... y lo que eras para mí, esta noche queda enterrado entre las estrellas y la soledad.

jueves, 5 de abril de 2007

en la lluvia



Prefiero atajar los recuerdos, antes que lleguen a sobornarme con su sabor a angustia, hay cierto misticismo entre lo que imagino y lo que verdaderamente fue. Aquél encuentro bajo la lluvia, presiento que el cielo lloraba al presentir nuestro destino... Tantas tardes hilvanadas en la plaza, entre risas, bromas y tanta estupidez. Me robaste un beso carnívoro, mil lágrimas de derrota, algunos suspiros, y esa esperanza tonta que se aferró a ti, como si se tratara del último héroe moicano. He preferido pasar las horas hablando de tu fantasma, y he ahorrado tus palabras, a veces crueles, otras suaves como capullos de algodón.
Te he visto a la distancia. No me has reconocido. He cruzado de vereda, pues he temido estar tentada a mirarte con indiscreción. Ibas con una muñeca, de ésas que parecen sacadas del escaparate, de la televisión. Ambos sonreían... y no notaron a la extraña que sutilmente los evitó.
Han pasado décadas de esas noches de lluvia en la que jugábamos a amantes, a engañar a nadie, a mentirnos y pensar que lo nuestro era posible.
Esta noche te he recordada, apretada contra el umbral... he sentido tu aroma a tierra y madre selva, y he visto al cielo llorar. Creo que aún nos suplica que nos volvamos a reencontrar

sábado, 3 de marzo de 2007

Charcos de olvido



Es cálido, un abrazo, un retazo de mundo que me abarca y me rodea por un instante. Presiento que luego de este momento sólo va a quedar un sabor de vacío...


Te miro, lentamente evades mis ojos... hay muchas respuestas en tus pupilas, y no quieres lastimarme.


Me acerco impresionada... toco el dorso de tu mano, y como un chispazo eléctrico la alejas de mí... gélido es el momento, me muerdo el labio inferior, deseando que surjan las palabras, que pueda decirte que no sé si odiarte o abrazarte, si comprenderte o ponerme en primer y último lugar a mí.


Estoy cansada de este juego de culpas, de ser la sumisa, la veterana de guerra que siempre cae derrotada sin halos de victoria.






¿¿¿Me escuchas???


Oye...


Despierta.


Me revuelvo en las sábadas, un turbulento eco de ausencia ha quedado en el colchón...

Huele todo a ti, ese perfume a guardián...

Te me escapas de los recuerdos, y pronto es otro rostro que anida en mi mente y mi corazón.

Me tratas de tirana, embustera, hechicera...

Me he quitado tu embrujo, y esa voz somnolienta que me había convertido en tu esclava...

Ya no dueles...

Ya no queda de ti, más que un charco de olvido.

jueves, 4 de enero de 2007

a un par de días...



¿Cuánto hace que no tomo la birome y escribo algo de mi puño y letra? Parecen siglos. Antes me desvivía para combinar en mi vida, aquellos momentos de éxtasis, frente al ordenador... o un simple papel y desahogar aquellas ideas locas que atravesaban mi cerebro como puñaladas de inspiración. Pero vaya, a esta altura, parece que todo el ingenio y el talento (si es que alguna vez lo tuve), me han olvidado. Y simplemente no puedo rescatar aquellos pensamientos oxidados, que me dejaban durante horas, días, meses soñando esa novela mítica...


A un par de días de iniciado el 2007, lo he decidido, este año será distinto. Este año, me obligaré a "inspirarme". Difícil, sino casi imposible.


¿Qué es lo que me llevaba a escribir febrilmente horas, mis idioteces? La tristeza...


Creo que para la mayoría es esa compañera esencial, que nos lleva a desbordarnos y a la necesidad de descarga... Es como un fantasma que nos sobrevuela y nos recuerda nuestro talento.

No estoy triste... hace tiempo que desconozco el significado de esa palabra...

La felicidad me empaña la vida, y ya de tanta dicha, la nostalgia está apretada detrás del cristal, mirándome, con ese gesto compugido y tan ausente, que sólo me da risa.

Y no puedo abrirle la puerta... y a su lado la inspiración sentada como un perro manso y fiel, esperándome que me compadezca de su ama...

Todo era más sencillo cuando salía barato llorar. No puedo dejar de sonreír, y hasta que esta luz que me rodea y me hace sentir en el paraíso se desvanezca, ambas permanecerán del otro lado del cristal.