jueves, 5 de abril de 2007

en la lluvia



Prefiero atajar los recuerdos, antes que lleguen a sobornarme con su sabor a angustia, hay cierto misticismo entre lo que imagino y lo que verdaderamente fue. Aquél encuentro bajo la lluvia, presiento que el cielo lloraba al presentir nuestro destino... Tantas tardes hilvanadas en la plaza, entre risas, bromas y tanta estupidez. Me robaste un beso carnívoro, mil lágrimas de derrota, algunos suspiros, y esa esperanza tonta que se aferró a ti, como si se tratara del último héroe moicano. He preferido pasar las horas hablando de tu fantasma, y he ahorrado tus palabras, a veces crueles, otras suaves como capullos de algodón.
Te he visto a la distancia. No me has reconocido. He cruzado de vereda, pues he temido estar tentada a mirarte con indiscreción. Ibas con una muñeca, de ésas que parecen sacadas del escaparate, de la televisión. Ambos sonreían... y no notaron a la extraña que sutilmente los evitó.
Han pasado décadas de esas noches de lluvia en la que jugábamos a amantes, a engañar a nadie, a mentirnos y pensar que lo nuestro era posible.
Esta noche te he recordada, apretada contra el umbral... he sentido tu aroma a tierra y madre selva, y he visto al cielo llorar. Creo que aún nos suplica que nos volvamos a reencontrar

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